APUNTES 25 rotonda que se halla en el centro de la sala y en la que se encuentran instalados los bibliotecarios, a una anciana señora que habló así a uno de ellos. Perdón, señor. quisiera pedir a usted un consejo. Hasta hoy, he venido firmando con mi propio nombre todas las solicitudes de libros.
Pero es el caso que hace ya algunas noches veo aparecérseme en sueños el cuerpo astral de lord Nelson. Anoche, lord Nelson ha acabado por pedir mi mano. y he aceptado. Siendo así. debo o no continuar firmando mis solicitudes con mi nombre de soltera, o es que debo firmar señora Nelson? el bibliotecario, que iba a ponerse en ese momento a trabajar, contestó, sin levantar siquiera los ojos. Señora, puesto que se trata de un matrimonio enteramente espiritual, puede usted continuar firmando con su nombre de soltera.
Testigo de esta escena, yo me decía: si la cosa hubiese pasado en Francia, cuál habría sido la actitud del bibliotecario. Sin duda, habría telefoneado a la policía o a una casa de locos! De cualquier modo, es evidente que no habría escuchado con tal serenidad la curiosísima pregunta.
Y, justamente es por la misma razón, por lo que cierto tipo de historias, de cuentos fan