4 PUNTES sador antes que al artista, al que estremeció con su palabra emocionada las entrañas de su época, sembrando la piedad en los corazones, al autor de la Oración por Todos, al creador de Fantina, de Juan Valjean, y de Bienvenido Myriel, al que sobre las alturas que sólo su genio. es verdad, hubiera podido erigir en medio del mercantilismo de la sociedad moderna, se puso de rodillas para pedir a Rusia que emancipara a Polonia, a Francia que hiciera la República y al mundo que desarmara el cadalso. Su obra fue inmensa. Niño sublime lo llamó la primera autoridad literaria de la época cuando salieron a la luz sus primeras odas, a la manera que en bosque largo tiempo silencioso se oye de súbito la melodía del ruiseñor, y después de los ochenta años todavía las musas acudían a su reclamo. vuestra me.
moria, estoy cierto de ello, vienen en estos instantes los nombres sonoros de aquellos volúmenes de versos que Europa y América se arrebataban de las manos para aprenderlos de memoria: Odas y Baladas, las Orientales, las Hojas de Otoño, los Cantos del Crepúsculo, las Contemplaciones, las Canciones de calles y de bosques, La leyenda de los siglos, los Castigos, el Año Terrible, el Arte de ser abuelo, los cuatro vientos del espíritu, Toda la lira, y a través de eso, como si no hubiera faena bastante en aquellos torrentes de armonía, las novelas que empiezan con Bug Jargal y el Han de Islandia, para llegar primero a