470 APUNTES cuyas virtudes allá se iban por los lindes de la santidad, y nunca, ni en los momentos más ardientes de la política, sus adversarios pudieron enrostrarle ni una leve falta.
Tenía el doctor Restrepo Escobar tal amor a sus hijos, que ese amor rayaba en idolatría, por lo cual su esposa, la inteligente y virtuosa matrona doña Cruzana Restrepo, le hacía frecuentes y cariñosas observaciones, relativas a la energía, tan necesaria en los padres.
Una vez Carlos, el futuro presidente de la república, y Juan María, el futuro teólogo, hoy uno de los más altos personajes de la Santa Sede. que tenían siete y ocho años, respectivamente, se enzarzaron en una discusión infantil, sobre la propiedad de una pelota de caucho.
La discusión prometía degenerar en bofetadas o en puñetazos, pues Carlos sostenía que la pelota era suya, por habérsela encontrado, y Juancho alegaba que el quedarse con un objeto que úno se encuentra constituye un pecado.
Teólogo al fin.
Ya estaban los dos hermanos a punto de agarrarse de las mechas, cuando intervino doña Cruzana y, chinelazo va, pellizco viene, cogió al presidente y al teólogo y los encerró en el cuarto de San Alejo.
Cuando regresó de hacer justicia, le dijo a su esposo, que había contemplado sonriente la одразя тороb EP escena: