APUNTES 431 amigo de los artesanos; la crónica lo atestigua.
No asesinó al rey Duncan. Su mujer no era in.
fame; se llamaba Gruoch, y tenía tres motivos de odio contra la familia de Malcolm. Su primer esposo fue quemado vivo en su castillo. Ahí está, sobre mi escritorio, una revista inglesa donde abundan razones para probar la virtud de Macbet y la inocencia de lady Macbet. Cree usted que, vulgarizando esas pruebas, cambiaría de rumbo la opinión universal. De ningún modo respondió el señor Leterrier. Tampoco yo lo creo suspiró el señor Bergeret.
En aquel momento se oían clamores en la plaza pública. Eran los ciudadanos que, según costumbre, iban a romper los cristales del zapatero Mayer, para demostrar su respeto al ejército.
Gritaban. Muera Zola. Muera Leterrier. Muera Bergeret. Mueran los judíos. como el rector expresase alguna tristeza y alguna indignación, el señor Bergeret le argumentó que era preciso transigir con los entusiasmos de las muchedumbres. Esa turba. dijo va a romper los cristales de una zapatería. Lo conseguirá sin esfuerzo.
Cree usted que todos esos hombres conseguirían con tanta facilidad poner cristales o campanillas en casa del general Cartier de Chalmof? Seguramente, nó. El entusiasmo popular no es crea