Violence

430 APUNTES los hombres mismos y con los hechos reales, Los medios por los que nuestro espíritu puede aproximarse a esta conformidad son incompletos e insuficientes; y si el tiempo descubre algo nuevo, siempre nos quita más de lo que nos dio. mi manera de ver, la señora Roland en su prisión demostraba una confianza demasiado candorosa en la justicia humana, cuando con entereza y rectitud apeló al juicio de la posteridad. La posteridad sólo puede mostrarse imparcial en lo que le sea indiferente; y olvida lo que no le interesa. No es un juez, como creía la señora Roland: es una turba ciega, miserable, irascible, como todas las turbas; ama y odia; pero se inclina más al odio que al amor. Tiene prejuicios; vive del presente, ignora el pasado, no piensa en lo futuro. Sin embargo: hay horas de justicia y de reparación dijo el señor Leterrier. Cree usted preguntó el señor Bergeretque sonará nunca para Macbet esa hora. Para Macbet? preguntó el señor Leterrier con extrañeza. Para Macbet, hijo de Finleg, rey de Escocia. La leyenda y Shakespeare, dos grandes poderes intelectuales, nos lo presentan como un criminal, y tengo la convicción de que fue un hombre excelente. Protegía a las clases populares y a los eclesiásticos contra la violencia de los nobles; era un rey económico, justiciero,