428 APUNTES no toma usted en cuenta las verdades cientí.
ficas, cuyo progreso es rápido, irresistible, bienhechor. Está, desgraciadamente, fuéra de dudadijo el señor Bergeret que las verdades científicas penetran en las turbas como en un pantano donde se ahogan; y como no estallan, carecen de fuerza para destruir los errores y los prejuicios.
Las verdades de laboratorio, que ejercen sobre usted y sobre mí un poder soberano, no hacen mella en la masa del pueblo. Sólo citaré un caso: el sistema de Copérnico y de Galileo es absolutamente inconciliable con la física cristiana. Sin embargo, vemos que ha penetrado en Francia y en todo el mundo, hasta en las escuelas primarias, sin modificar del modo más leve los conceptos teológicos que habría debido destruir en absoluto. Es cierto que las ideas de Laplace acerca de la formación del universo, convierten la antigua cosmogonía judeo cristiana en algo tan pueril como un cuadro de reloj para un obrero suizo; ello no obstante, las teorías de Laplace han sido explicadas claramente durante cerca de un siglo, sin que las tradiciones judaicas y caldeas referentes al origen del mundo, que se encuentran en los libros sagrados de los cristianos, pierdan lo más mínimo de su crédito entre los hombres. La ciencia nunca perjudico a las religiones, y se puede probar lo absurdo