APUNTES APUNTES 413. Qué tal estuvo la conferencia de Soto Borda, Mr. Frankel. Magníficamente contestó el súbdito inglés, riendo de nuevo al recordar los chistes del poeta. Sí que siento no haber podido ir repuso el otro. Mucho perdió usted, porque eso estuvo magníficamente. Lo que más me gustó fue que Soto contaba que cuando el Judío Errante llegó a Inglaterra, la reina le gritó. Vayáte de Londres. Vayate de Londres. Cuál es el animal que es dos animales?
Diéronse por vencidos los otros, y entonces dón aclaró: El gato, porque es gato y araña.
El matachistes celebró la adivinanza y salió Slado a colocársela como propia a unos amide su pensión.
Hizo la pregunta, y cuando los compañeros lieron por vencidos, les dijo: El gato, porque es gato y aruña.
Un gracioso caso de chiste «degollado» es el ocurrió hace unos treinta y cinco años con conferencia de Climaco Soto Borda.
No sé qué fiesta de caridad había en el Teale Colón, y uno de los números del programa una conferencia del inspiradísimo autor del ico Bohemio.
El público se reía las muelas con el relato Soto Borda hacía de un viaje del Judío nte por todo el mundo. Entre otras cosas, aba el conferenciante que cuando el Judío inte llegó a Inglaterra, la reina Victoria le. Sál de Inglaterra!
El público reía a más no poder; pero quien ba verdaderamente congestionado por la risa in inglés muy querido en Bogotá, Mr. Simón kel, que mostraba las cordales a puro reír.
Cuando esa noche volvió a su hotel Mr. Franuno de sus compañeros le preguntó: Un sonetino improvisado. Si no recuerdo mal, fue Candelario Obeso quien primero escribió en Colombia poesías sentimentales en habla regional, pues si algunos habían ensayado antes ese género, io habían hecho en versos jocosos.
Cuando llegó a Colombia el primer libro del poeta español Vicente Medina, Aires Murcianos, quienes éramos dados a los escarceos métricos lo leímos, lo releímos, y muchos le arrimamos el hombro a la tarea de imitar al sentido bardo peninsular.
Sin ir muy lejos, yo me resbalé hasta publicar un libro con el nombre de Aires Antioqueños.
Fue mi fraternal amigo Jesús del Corral quien me metió por el aro de ese libro, alla en el año de 1900, y para incitarme a escribir líricamente en el lenguaje de los montañeros de Antioquia,