408 APUNTES Más tarde, tocóle a don Manuel Murillo oír la detonación del tiro con que Ricardo Rendón se tuneló la cabeza, y fue él quien paternalmente recogió el cuerpo del gran artista, cuyo pálido rostro bañó con sus lágrimas.
Hoy ya don Manuel Murillo fué a reunirse con sus antiguos compañeros, que lo habrán recibido regocijada y fraternalmente, como en la tierra.
Hace casi treinta años vine por primera vez a Bogotá, y al día siguiente de mi llegada fuí con el poeta Delio Seraville a La Gran Via. Don Manuel díjole Seraville al señor Murillo. aquí le traigo este nuevo amigo: poeta y antioqueño. don Manuel, siempre con su amable sonrisa, me dijo mientras me abrazaba, recordando la iniciación del poeta Vargas Tamayo en La Gruta Simbólica. Poeta y antioqueño? Respeto su triple desgracia. Por qué triple. le pregunté. La desgracia de ser poeta, una; la desgracia de ser antioqueño, dos; y la desgracia de no ser bogotano, tres.
Reímos Seraville y yo muy cordialmente.
Desde ese día me unió con don Manuel Murillo una amistad que sólo la muerte interrumpe, aunque no rompe. hoy, cuando veo cerradas las puertas del Café La Gran Via, evoco el poema: