344 APUNTES reemplazada por los puñetazos de los púgiles y las patadas de los futbolistas. Qué tal noche, Eduardo? lo cual contestó el poeta desperezándose. No supe, porque me quedé dormido.
Negocios y negociantes. Don Climaco Mejía era un respetable caballero caldense, que murió en Bogotá, hace unos diez años.
La honorabilidad, la inteligencia y las dotes de simpatía de don Climaco fueron parte para que gozara de mucho aprecio y estimación entre sus amigos, así como sus oportunas salidas y su agradable conversación hacían que su compañía fuera buscada por todos.
No pocas frases del señor Mejía conservan sus amigos en la memoria, y en ellas mostraba su buen talento y su agudo ingenio; y sus oportunas observaciones se referían casi siempre a la idiosincrasia de los individuos en relación con los negocios.
Una vez hallábase el señor Mejía en uno de esos cafés donde se reúnen los negociantes, y notó que en una mesa cercana estaban dos caballeros caldenses o antioqueños que discutían un negocio. Míra. le dijo don Clímaco a su compañero de mesa, señalándole a sus dos paisanos. en aquella mesa va a haber pérdida para esos dos. Por qué. le preguntó el otro.