338 APUNTES Para encomendarla a Dios en mis oraciones le contestó el poeta. No es para eso, Aurorita terció el compañero de Jaramillo Córdoba. Aquí el dotor quiere saber cómo se llama usted, para hacerle un verso. Me llamo Aurora Giraldo, servidora del señor contestó la monstruosa ventera. Bueno, dotor, hágale el verso a Aurorita repuso el amigo. Jaramillo Córdoba, empuñando la copa que ya estaba servida, improvisó solemnemente. Estoy absorto y mudo, Aurora, al contemplarte, porque eres un sér híbrido de Furia y de mujer; y al ver tu hechizo ausente puedo sólo jurarte que quien te puso Aurora no ha visto amanecer. Bolívar juzgado por Lamartine. Casi textualmente copio los datos que para una anécdota con este título me envía de Ambalema el inteligente caballero doctor Santos Castro.
En el año de 1858 estuvo en París el fecundo y galano escritor doctor José María Samper, y allá tuvo ocasión de relacionarse con los más notables literatos franceses, entre ellos Sandeau, Augier, Simon, Dumas (hijo) y Lamartine, el