APUNTES 337 niñez recitaba yo, casi con devoción, esas estrofas que eran sollozos. La tímida ovejuelabore del pobre en la Parábola, necesitaba el rico Tra que asi me la quitó?
Estaba solo el Cielo?
Faltábale algún astro. BOLA Un ángel más hermoso necesitaba Dios. pesar de que Jaramillo Córdoba llevaba una tumba en el alma, era dado a improvisar jocundamente, lo que sucedía con frecuencia, pues casi siempre andaba de carnaval en carnaval, esos carnavales del siglo pasado, alegres y jubilosos, que entonces llamaban «fiestas de plaza. Estaba Jaramillo Córdoba en unas fiestas en Rionegro de Antioquia y entró con un compañero de jarana y bureo a una tasca cuya ventera poseía una de esas fealdades que cortan el hipo, cosa singular en aquella ciudad, que ha sido y es un semillero de mujeres hermosas.
Jaramillo Córdoba quedóse mirando a la ventera, asombrado de que una sola mujer pudiera sola con semejante fealdad, sin que nadie le ayudara, y le preguntó. Cómo se llama usted, señorita. Para qué quería saberlo. preguntó a su vez la gorgónica cantinera, que preveía una burla.