312 APUNTES versación inextinguible con la naturaleza, en todos los puntos de lo infinito, desde él a los seres que vivifica, abraza y ama, y de todos esos seres hasta el? En todos los casos la oración es el privilegio más sublime del hombre, puesto que es el que le permite hablar a Dios; aun cuando Dios fuese sordo, todavía le rogaríamos, porque si su grandeza no permitiera darnos oídos, la nuestra consistiría en orar.
Conocí que mis razonamientos la enternecían sin convencerla, y que su alma, algo agostada por la ciencia, no había abierto aún sus manantiales hacia Dios. Pero el amor no debía tardar en enternecer su religión, después de haber enternecido su alma; las delicias y las angustias de la pasión debían hacer brotar muy pronto en ella la adoración y la oración, estos dos perfumes del espíritu que se abrasa y languidece, el uno lleno de embriaguez, y el otro de lágrimas, pero ambos divinos. No era gran teólogo, pero tenía tal convencimiento de la existencia de Dios, como el espejo de la imagen que refleja. Mi fe en él no era una fe sino una evidencia, y sufría al ver la más bella de sus creaciones ciega, sorda y muda, no sentir lo que manifestaba mejor que un cielo.