1038 APUNTES 293 porque, según parece, es hombre que se trata con diablos y brujas; los curiales, los profesores y los magistrados; las damas principales que cicatean por los entoldados y cuchichean en los soportales, y los prohombres municipales que vienen y que van apresurados a las Casas Consistoriales. Don Miguel. Don Miguel. Ahí va Unamuno. Abur. Que Dios le guarde, Don Miguel! él les va contestando uno por uno, con gesto sobrio y digno, como es él.
Pero los estudiantes, sobre todo, son su corte mejor, la más sincera.
Lo rodean y asedian de tal modo que se interrumpe el paso por la acera. el caro Don Miguel, yendo a su clase en prieto grupo de alegría moza, para dejar que el vecindario pase, irrumpe en la calzada. Se alboroza la plaza entera. la dormida vía que a la Universidad los va llevando, más que calle parece romería, mientras que Don Miguel, andando, andando, expone al grupo su filosofía.
El sol ya está en la altura. Los arrieros llegan de Extremadura y Portugal.
El reloj de una torre da el metal