1038 APUNTES 291 Verde poma del árbol de la ciencia.
Lo de hoy y lo de ayer; el grito a ultranza y la aposada esencia de los mostos añejos.
Catador de fuerte paladar, el vino fuerte era su preferido: vid longeva.
Pero buen bebedor, por igual suerte no desdeñaba de la cepa nueva. juventud audaz que removiese el charco literario, siempre encontraba un eco: el comentario de su certera crítica mordaz.
Aquel mordaz estilo refranero, tan español, tan puro, denso y ancho, que le diera el tratarse el día entero con Celestina, Don Quijote y Sancho.
La voz tenía recia. El gesto, duro.
Un imperioso mando en la mirada. aun con eso, yo os juro que sabía atraer, como la espada que nos va a atravesar.
Fue base y muro.
No existió polemista que más gustara discutir. Vivió para oponer el «no»
sistemáticamente. en la arista de su pluma esquinada, se rompió cuanto él quiso a pedazos. Su ternura se diluyó en el campo castellano.
Fue maestro y cantor de la llanura.
La sembró surco a surco y grano a grano.