288 APUNTES Don Miguel POR LUIS FERNÁNDEZ ARDAVÍN (De La Nación. Buenos Aires, 14 de octubre 1937. Fragmento)
Me acuerdo de un Don Miguel de Unamuno, fuerte y recio. Estaba en él, como en ninguno, la apretada reciedumbre de la tierra castellana. Jag het Barba cana, puntiaguda; viva lumbre las dos puntas de diamante que brillaban en sus claros espejuelos; como un buho de altos vuelos nos miraba con su vista penetrante. en las tardes de verano paseaba con discípulos y amigos, junto al Tormes, por el llano, sobre el híspido altozano de unos trigos.
he Paseaba y disertaba el profesor, dos, hacia el huerto de un convento de clarisas, lentamente, campo alante, los pulgares en las sisas de un chaleco de pastor protestante, y caído hacia la nuca su sombrero, fieltro negro de castor que, entre artista y señorial, le prestaba aquel sabor tan personal, anacrónico y severo.