256 APUNTES «Repetíalo seis veces, y luego. Pues es un poema a la familia de los Pombos. Otro pequeño envidioso, subiéndose sobre un sofá y abriendo un paraguas, gritaba. Una noche nupcial y húmeda. Con chillido de las ranas. Para oír estos versos es preciso ponerse zapatones y paraguas. qué me dicen de toda llena?
Así se les dice a las sirvientas. Niña, esta silla está toda llena de dulce. Luego Rivas Groot pone estos párrafos, a guisa de doliente epifonema. Esta fue la acogida que mereció el Nocturno, la primera vez que fue recitado en público en esta muy culta y espiritual Bogotál. De Juan José Botero. Don Juan José Botero fue un poeta antioqueño de los tiempos de Epifanio Mejía, Gregorio Gutiérrez González y Federico Jaramillo Córdoba.
No tenía Botero la ampulosidad de Jaramillo, ni la grandiosidad de Gutiérrez, ni la dulzura de Mejía, pero en cambio poseía una inagotable y delicada vena jocosa que lo hizo popularísimo en Antioquia y entre los altos intelectuales bogotanos del 60 al 90, con los cuales cultivó cordialísimas relaciones, entre ellos con Vergara, Marroquín, Fallon y otros muchos.
El Tamal, Juana la Contrabandista, Historia de un Bagaje, El Lavadero de Agua Clara, Quiero ser Gato, y muchas otras composiciones son buenas pruebas del regocijado ingenio del señor Botero, y algunos de sus poemas merecieron altísimos elogios de Marroquin, Vergara, Ricardo Silva y varios de los buenos escritores de aquellos tiempos.