1028 255 APUNTES También sé. continuó Rivas Groot un poema que José Asunción Silva acaba de escribir, de estrofas muy tristes, y tan extrañas, que seguramente no les gustarán a ustedes. Silva no. Silva no. gritaron los hombresPreferimos los versos de Ubaté, y que se salgan las señoras.
Una hermosa, inteligente e ilustrada rubia interrumpió ese vocerío y le dijo a Rivas Groot. Es para nosotras las muchachas para quienes usted debe recitar los versos de Silva. Nosotras si admiramos mucho a ese poeta.
Rivas Groot, en obedecimiento a tan dulce orden, rompió a recitar. Una noche.
una noche.
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de músicas de alas. Las damas se miraron sorprendidas, y los hombres empezaron a sonreír y a cuchichear.
Por entre escollos de risas, sirtes de cuchicheos y arrecifes de burlas, siguió la recitación hasta su final, Apenas terminada, estalló una borrasca de protestas y pitorreos.
No resisto a la tentación de copiar lo que dice Rivas Groot. El más espiritual de entre los hombres, repetía remedando. eran una sola sombra larga, una sola sombra larga.