228 APUNTES charlas métricas que hacían el regocijo de los condiscípulos del poeta.
En el año de 1905 era Rodríguez Moya alumno de la Escuela Nacional de Minas, de Medellín, y rector del plantel, don Tulio Ospina, sabio profesor a quien Camilo Flammarion cito alguna vez como autoridad en achaques de astronomía y cuyo talento le iba por raza.
El profesor de Física de la Escuela de Minas era el doctor Francisco Antonio Uribe Mejía, un apóstol de la ciencia, conocido por todo el mundo con el familiar hipocorístico de el doctor Pachito.
El doctor Pachito tenía, sigue teniendo y ojalá tenga por un siglo, para honra de Colombia, una venerable calva de esas que en las plateas sirven de punto de mira, y un día Rodríguez Moya, a petición de su condiscípulo el inteligente ingeniero doctor Alejandro Bernal, escribió estos versos, que después copiaron todos los alumnos y que el mismo doctor Pachito celebró grandemente: La Academia del Estado, considerando que vive el doctor Pachito Uribe sirviendo a la humanidad, y que en tan ruda tarea ha perdido los cabellos negros, sedosos y bellos, que tuvo en la mocedad, ob