224 APUNTES do Después de una hora de jugar al billar, el doctor Agudelo, que tenía que pagar lo que en el argot de los billaristas se llama «el tiempo. le dijo al administrador en són de chanza. Qué hace usted ahora conmigo, don Juan, que no tengo con qué pagarle?
El administrador, siguiendo la chanza, contesto. Entonces me quedo con estos códigos, para no perder mi plata. Si ha de quedarse usted con esos códigos repuso el doctor Agudelo. hago cualquier sacrificio y le pago. por qué hace usted sacrificio para pa.
garme? preguntó don Juan. Porque los códigos y las leyes en manos de los ignorantes son tan peligrosos como las bombas de dinamita en manos de los niños.
Un curso singular. Siempre ha habido la creencia, sobre todo entre los enemigos de los presidentes, de que éstos, para escoger los empleados, no paran mientes sino en sus paisanos, en los nativos de la patria chica.
Cuando mandaba Núñez todos afirmaban que no nombraba sino costeños; cuando Marroquín, que bogotanos; cuando Reyes, que boyacenses; cuando Restrepo, que antioqueños; ahora, que tolimenses, y así de los demás.