216 APUNTES La canoa se deslizaba rápidamente río abajo, el doctor Galindo, que era persona de gran talento, pero no sabía hacer versos o, al contrario, porque el pero acarrea lo principal en las frases: que no sabía hacer versos pero que era persona de gran talento se sintió de sopetón inspirado, y, mirando de hito en hito las fulguraciones de la aurora, empezó a improvisar: BOG De rojo, de verde, de azul y de nácar, de rosa y jazmin.
Mas se le huyó la musa y, con el fin de atraerla de nuevo, repitió: De rojo, de verde, de azul y de nácar, de rosa y jazmín.
Nada, que el demonio de la musa estaba resistida a volver a la mente de su amartelado requeridor, por lo cual el señor Pardo Rivadeneira, con voz estentórea, que despertó las ondinas del río y las náyades de la orilla y hamadríades del boscaje, terminó así la muy sudada y coloreada estrofa: las Con tántos matices, caja de colores tendremos al fin!