214 APUNTES Las cruces y a Un día se encontró Soto Borda con el inspirado poeta Eduardo Echeverría; éste le contó la amenaza de esos vecinos de Las Cruces y aquél le dijo. Ala, no me voy ahora para Las Cruces, porque no tengo plata; pero apenas levante siquiera cinco pesos me voy para allá y verás que no me pegan. No vayas, que te curten le aconsejó Echeverría.
SHVerás que no me pegan.
la Apenas Soto Borda consiguió cinco o diez pesos, se fué una tarde para Las Cruces. En la propia esquina de la plaza había en ese tiempo una cantina que se llamaba La Rueda Pelton; a ella penetró Soto Borda con la mayor impavidez, si situó en uno de los reservados y pidió una botella de cerveza.
Cuatro o cinco individuos que lo habían visto entrar, alzaron la cortinilla, asomaron la cabeza y uno de ellos gritó. Señor Soto Borda, salga, que tenemos que hablar. Entren ustedes y se toman un trago conmigo contestó Clímaco. Salga a la esquina para que nos peguemos! insistió el otro. Soto Borda, sin inmutarse, le dio esta contestación, que fue acogida con las carcajadas de quienes estaban resueltos a apalearlo: