APUNTES 163 nal. Don Elías los acompañó. Gómez Miralles fue el fotógrafo.
Pero entonces comenzó la escena de carácter griego. Los invitantes comenzaron a relatar sus aventuras del año y a cada uno daba don Elías su comentario. No faltó uno que imitara al antiguo profesor dando su lección, repitiendo sus gestos, imitando sus palabras. Después de treinta y dos años, recordaba hasta los menores detalles.
Los bachilleres de 1905 nos dicen: no podíamos olvidarnos del director que nos guió en el último año de segunda enseñanza. Realmente fue un gran profesor, más aún, un amigo. Cuando él llegó al Liceo, pensamos que íbamos a tener dificultades. Pasábamos de un régimen a otro muy diferente. Pero no nos dolemos de ello a estas horas. Don Elías no se hizo sentir, sino por su gran bondad. Cuando no entendíamos la lección del profesor regular lo buscábamos para que nos aclarara la duda. lo hacía con satisfacción. Solamente se excusaba de darnos clase de Historia porque decía que esa era la ciencia de los tontos. tánto nos gustaban sus explicaciones, que más de una vez sentímos deseo de Esta reminiscencia no me honra, pero es auténtica. En mi afán de simplificar la segunda enseñanza, dándoles a las lenguas vivas y a las matemáticas el mayor y el mejor lugar, se me iban expresiones en que corrían parejas el desacierto y la vehemencia. Tenía yo entonces 36 años de edad.
ELÍAS JIMÉNEZ ROJAS.