150 APUNTES Una que no entendía. La poesía de Julio F16rez puede tacharse como se quiera, pero nunca podrá ser motejada de falta de claridad, pues no fue él de aquellos poetas «que distraen a su clientela con acertijos métricos. ni de los que se entretienen en servirnos crucigramas rimados. pesar de esto, la clarísima musa del gran poeta tropezó una vez con las cerradas entendederas de una señorita, cuya intacta mente más que intacta, ausente no logró encerrar en su recinto las diáfanas estrofas del autor del Idilio Eterno.
Ello fue que andaban de bureo por alguno de los pueblos de la Sabana Julio de Francisco, Clímaco Soto Borda, Enrique Alvarez Henao, Julio Flórez y otros poetas.
Todos esos bardos eran popularísimos, y al día siguiente de haber llegado a la población esa, fueron invitados a un té en la casa de uno de los principales del pueblo, que tenía una hija lindísima, Como lo bestia no quita a lo bonito, la niña esa era más animal que un guardacantón; era propiamente una piedra berroqueña con faldas.
En aquellos tiempos las recitaciones constituían número obligatorio y, naturalmente, todos le suplicaron a Julio Flórez que recitara.
La señorita de la casa podía considerarse como la reina de la fiesta, y Julio Flórez recitó una bella poesía galante, dedicada a la gentil y poco cerebral dama.