184 APUNTES. Salvar la libertad? contestaría acaso otro joven. Pero ¿qué libertad? Porque yo no me siento libre en vuestro Estado libre. La vida no está por igual abierta a todos según sus energías y capacidades. Dentro del Estado, en el vientre mismo del Leviathan, las formidables condensaciones del poder y de la riqueza imponen de hecho sus leyes y, pese a todas vuestras aparentes libertades, queda realmente ahogada la mísera persona, el ser humano.
Yo quiero otro Estado y otra libertad. Pienso que sería posible un Estado, intervencionista en lo social económico y, a la vez, liberal en lo ético político, que organizara y dirigiera con mano firme el mecanismo de la producción, del trabajo, del consumo de los bienes materiales y, al mismo tiempo, dejara una libertad plena, auténtica, ilimitada, al pensamiento, a la palabra, a la consciencia. Lo que le pasa, Sir, a vuestra generación estaría tentado de contestar otro joven es que nació en el siglo del quinqué de petróleo, el coche de caballos, la linterna mágica y la diligencia de correos. No acaba de enterarse de que en este otro siglo de la aviación y la radioteleWilson no se imaginaba ser ni queria ser Jesucristo. Pero en el fondo, no está mal, talvez, vuestra réplica. Foch proclamaba lo mismo, dicho con más precisión. 2) Contrarréplica: Sois acaso mexicano? Un Estado intervencionista en lo «social económico y liberal en lo cético políticos, como decis, es un imposible. No sabéis lo que decis.