APUNTES 133 serenidad a entrar en la sombra. Nosotros pasamos. dice con la melancolía de una generación que ha visto su ensueño frustrado. Nosotros pasamos; vosotros sois el porvenir, la vida. Más que las palabras de Baldwin interesaría ahora conocer las que no llegaron a decirse. Las que, sin duda, más de uno de los jóvenes oyentes murmurarían en lo íntimo de su consciencia, comentando la oración del primer ministro. La respuesta, en fin, de la nueva generación. Nosotros no hemos comprendido nunca diría quizás alguno de aquellos muchachos vuestro famoso tratado de Versalles. Os faltó valor para elegir el camino en aquella decisiva encrucijada. Ah! Cuentan que ese viejo galés que lo firmó se excusa alegando lo difícil de su papel entre Clemenceau que quería ser Napoleón, y Wilson que se imaginaba ser Jesucristo. Pues, había que escoger! la paz de la espada, o la paz del ideal. la paz de la fuerza que hubiera aplastado al vencido, sin dejar que, en un siglo, pudiese levantar de nuevo el puño de hierro amenazando al mundo, o la paz de la justicia y de la fraternidad, tendiéndole la mano en una auténtica sociedad de las naciones desarmadas.
N6; nosotros no hacemos las cosas a medias. (1) Lo que diría yo en nombre de Baldwin, como contrarréplica: No sois muy fuerte en Historia. Clemenceau no queria ser Napoleón;