Democracy

132 APUNTES la fe de que caían por la libertad de los hombres y de los pueblos en una guerra que sería la última de las guerras.
Por fin, la toga se sobreponía a las armas.
La victoria no crea derechos, fue la sentencia inscrita en la toga de Wilson; triple toga; la del magistrado jurista, la del profesor universitario, la del pastor evangélico colgada en el presbiterio paterno. Comenzaba una nueva era en la historia. Libertad en cada país. Paz en la tierra bajo la bandera azul de la Sociedad de las Naciones!
Había derecho a esperarlo todo, después de tanto sacrificio. Se calculaba que si todos los muertos en la guerra se diesen las manos, formarían una cadena que podía dar la vuelta a la Tierra. Nuestro pobre planeta, a semejanza de Saturno, rodaba por los espacios circundado por un lívido anillo de cadáveres humanos. No iba a cambiar el mundo, rodeado de ese círculo ambulante de almas en pena?
Nó, no ha cambiado; Stanley Baldwin ha proclamado en Albert Hall la decepción de la humanidad. Por cada soldado muerto en el frente, hay otro que ocupa hoy su lugar. Y, volviéndose a sus jóvenes oyentes, les ha dirigido un llamamiento para que sean ellos los que afiancen los ideales de la democracia y, en estos tiempos de prueba, salven la libertad, realizando lo que sus padres no pudieron conseguir. Cristiano y caballero, el estadista inglés se prepara con noble