914 APUNTES Un día se encontro Soto Borda con el inspirado poeta Eduardo Echeverría; éste le contó la amenaza de esos vecinos de Las Cruces y aquél le dijo. Ala, no me voy ahora para Las Cruces, porque no tengo plata; pero apenas levante si quiera cinco pesos me voy para allá y verás que no me pegan. No vayas, que te curten le aconsejo Echeverria. Verás que no me pegan.
Apenas Soto Borda consiguió cinco o diez pesos, se fué una tarde para Las Cruces. En la propia esquina de la plaza había en ese tiempo una cantina que se llamaba La Rueda Pelton; a ella penetró Soto Borda con la mayor impavidez, si situó en uno de los reservados y pidió una botella de cerveza.
Cuatro o cinco individuos que lo habían visto entrar, alzaron la cortinilla, asomaron la cabeza y uno de ellos le grito. Señor Soto Borda, salga, que tenemos que hablar. Entren ustedes y se toman un trago conmigo contestó Climaco. Salga a la esquina para que nos peguemos. insistió el otro. Soto Borda, sin inmutarse, le dio esta con.
testación, que fue acogida con las carcajadas de quienes estaban resueltos a apalearlo. No podemos quina porque no Una caja de col vadeneira era un necía a una de las la capital.
Existió el seño tiempos en que genio se daba silva surgían a porrillo.
que decir don Tomás le dicta dezas y no pocas sus compafieros.
En aquella épo ficó de tiempo de sabían hacer versos pero hay que disti dos sabian hacer aunque no lo sepa así sale ello.
Estaba una vez de paseo en la ha ñía de su intimo a bal Galindo, y det gada en canoa, río Eran apenas la de esas mañanas necer de tierra cal un derroche de luz