PUNTES APUNTES 209 ueréis que cambie de vida?
dictador Esns son cosas de no me incumben. cuando su marido se va ha.
Venecia palacio al cual doela oficinas, como si se tratara de banco o de compañía de Ena el almuerzo, vigila la co o de ropa. Después hace reciRomano y a María. Más tarde el pasa algunos días en Rocca magnífico castillo que regalaes habitantes de la provincia de eúne de nuevo con sus parienLas tierras del dominio. En esta ina está en su puesto y recobra ara el resto del año.
la campifia se lo trasmite a su «medium lo pone en comu.
Fuerzas primitivas.
undo entero ve un emperador, sino al maestrillo que la beso de siglo en la taberna de Pe.
quel espera que Benito la aguars tiempos en la pequefta habi.
cuando el desesperaba de su Así, en su evida humilde de trabajos fastidiosos, que no son por cierto fáciles, sino que exigen muchísimo amor, doña Raquel envejece dulcemente.
Ella no deseó en lo más mínimo su destino prodigioso, pero tampoco le ha huido. La política le sigue disgustando siempre. Es la política quien llevó a su marido a la prisión once veces, y es también la política la que pone en peligro de muerte a Bruno, a Vittorio y al esposo de Edda, aviadores de una escuadrilla cuyo nombre, La Disperata, hace temblar a su madre. Es la política quien colocó a Benito Mussolini a la altura del trono.
Pero estas grandezas no tienen nada que ver con la dicha sencilla deseada ardientemente por Raquel. Le parecen menos seguras que «una buena situación. Como Leticia, la madre de Bonaparte, la mujer del César está tentada a menudo de decir, moviendo su pensativa cabeza. Dios mío, con tal que dure esto!
Pero su ternura impone silencio a sus inquietudes.
Y, muda, con el corazón apretado, escucha el paso de las legiones en marcha.
LUIS DELAPREE