Apuntes Apuntes 471 fuerte de la alimentación. bultos diciado era el de sirviente de los no se les llevaban los manjares dejas o fuentes y de alli se ser Liralmente, en todas esas bandejas mayor parte de la provisión fuentes para volver a llevarlas a la fuentes, o mejor dicho su con su destino, pues quedaba vacia.
ban al cuarto de depósito uno o me se pedian en la cocina sin decit aciaba la bandeja que se escogio ve que abria el aparador y entonces sacábamos de alli el vino que queriamos.
Pocos nos duró ese medio de robar vino, pues yo me confesaba nada menos que con el padre Thiel y tuve que confesarle el hallazgo de la llave y el uso que hacíamos de ella.
En esa misma semana cambiaron la chapa del aparador y se acabó la tomata de vino por ese medio, pe ro lo que es el que quedaba en las garrafas, si el economo no lo trasteaba en tiempo, desaparecia infaliblemente Mi Debut como Torero lel almuerzo todos los padres y apilla por un momento antes de covechaba esa coyuntura para llepotajes separados, los cuales nos tres sirvientes.
an siempre vino tinto en las covido en unas garrafas de cristal material. Si quedaba vino en las ellas sin empezar, el economo al a las llevaba a un aparador con el comedor para ese objeto; pero quedaba el vino en las garrafas: mos la ocasión para consumir jo do el padre volvia tenia que guarfas.
anos descubrió que tenia una llaUn dia de paseo de los seminaristas, ila con nos otros el padre Federico Gamarra (peruano. Todos los seminaristas tenian obligación de llevar paraguas, aun en pleno verano.
Ese dia nos llevó el padre Gamarra a la Sabana, que era uno de los pascos que más nos gustaba, porque había ma avenida de mangos y nosotros haciamas la cosecha, comiéndonoslos aunque estuvieran biches.
Apenas nos había dado el padre Gamarra la señal de romper filas y nos estábamos diseminando en grupos, para empezar la cosecha de mangos, cuando de repente vimos que una vaca brava venía sobre nosotros a todo trote. Los muchachos emprendieron carrera en todas direcciones, pero yo que estaba cerca del padre Gamarra no me movi de mi puesto, probablemente