410 Apuntes tar y el mister buscaba algo por el suelo. Yo que había visto cuando el mister le tiró el zapato a la mula, les dije qué era lo que buscaba y a poco rato encontrámos el zapato que parecía un zapato chino, pues con el sereno se había arqueado. Lo entregámos al míster, quien volvió a montar en medias y continuamos la marcha.
Llegamos tempranísimo a la casa grande que nos había indicado el señor Calderón y nos recostámos hasta que nos sirvieron un espléndido almuerzo. Después de almuerzo hizo un calor infernal y la dueña de casa puso a nuestra disposición una enorme jarra de chicha diciéndonos que podíamos tomar la que quisiéramos y que al acabarse volvería a llenarla.
El mister se había sentado en el corredor de la cisa, que daba a la carretera y donde había una cantina bien provista. Entre otras cosas había chicha embotellada en esos frascos cuadrados en que viene la zarzaparrilla de Bristol, Cuando sali al corredor, el mister acababa de tomarse uno de esos frascos de chicha y pidió otro que se lo tomó de un solo tiro también. cada frasco le costaba cinco centavos o un cinco como dicen allá. Por señas lo hice pasar a la sala y le hice saber, mostrándole la jarra, que teníamos chicha a discreción; le serví un vaso, se lo tomó y se quedó en la sala.
Cada rato se levantaba y se servía otro vaso. Nosotros hacíamos otro tanto y la jarra jamás estaba vacía, porque constantemente salía una muchacha naba.
y la lle