408 puntes de la venta. Por señas hizo que nos sirvieran un trago y para pagar se puso sobre el brazo varias monedas desde cinco centavos hasta un dólar. Cuando la ventera tomó del brazo del míster el valor de la tanda, se le conoció el contento. El quería pagar algo y había cumplido su deseo.
En Costa Rica, a todo extranjero, sea de donde sea, exceptuando los de habla española, los llaman Machos y a las mujeres Machas. Esto lo supimos porque el señor Calderón y el señor Carmona al referirse a míster Trece le decían el Macho. Esta es la mula para el Macho, dijo el señor Carmona. El Macho debe ir muy cansado y aburrido popque no puede hablar con nosotros, decía el señor Calderón.
Acá a los extranjeros, de cualquier nacionalidad, que sean, les decimos gringos.
Continuamos la marcha y como a las de la noche llegamos a una casa en donde había una venta de caña. Pedimos posada y nos la negaron diciendo que como era venta de caña no nos dejarían dormir los carreteros. Cerca de la venta había una planeta sombreada por varios árboles. Los españoles propusieron que acampáramos allí, donde se podía comprar caña para las bestias.
Así se hizo. Nos desmontámos, se desensillaron las bestias y tendimos las ruanas para acostarnos. El míster al bajar de la mula cayó como si le hubiera