404 puntes ces se llamaba Estados Soberanos, pero en Panamá era donde se habían especializado para hacer esa clase de revoluciones, generalmente sin que sonara un solo tiro.
Al fin llegó el vapor Costa Rica en el cual nos.
embarcámos.
Iban pocos pasajeros, entre ellos el Conde Patricio, notable prestidigitador, un yankee de apellido Trece que no hablaba nada de español y tenía como compañero, con el cual conversaba y fumaba en una misma pipa, pasándosela por turno, a uno de los empleados de a bordo, en sus ratos desocupados, y dos españoles. Iba también un francés que tampoco hablaba español, pero nos entablaba conversación en francés y nos preguntaba cómo se llamaban las cosas.
En Puntarenas En Puntarenas había un pequeño muelle, pero no para que atracaran los buques, pues éstos anclaban a alguna distancia. Iba, como en todos los puertos, la capitanía a recibir el buque y la sanidad a pasar vista.
Mientras tanto, todos los botes que estaban listos para ir a traer pasajeros y equipajes permanecían en la orilla. una señal que les daban del muelle, todos partían al mismo tiempo hacia el buque y atropellándose por llegar primero a bordo. Uno de esos botes chocó con otro y se volcó; nadie hizo caso de los náufragos y éstos después de mucho trabajo lograron enderezar el bote y subirse a él empapados, para regre