398 puntes En las partes correntosas pasaba úno por en medio de enormes piedras. Allí era donde se veía la destreza de los bogas, pues con la palanca que llevaba un regatón de hierro tenían que dar un golpe preciso apoyando la palanca en alguna piedra para poder pasar por en medio de dos piedras.
Viajando ahora en el ferrocarril no se explica úno cómo se podía viajar desde Córdoba en canoa, y hay que saber que antes ese viaje en canoa se hacía desde Cisneros, que se llamaba Juntas, porque allí se juntan los ríos Dagua y Pepita.
Después de juntarse los dos ríos y en un trayecto de más de una cuadra se pueden ver las aguas claras del Pepita por un lado y por el otro las sucias del Dagua.
El barón de Humboldt, al hablar de los bogas del río Dagua decía que cada boga era un Dios cada palanca un milagro.
Nuestro boga Cotico era una maravilla; de pie en la patilla de la proa de la canoa dirigia ésta con deslo mismo hacía su ayudante que iba en la patilla de popa. Esos bogas se conocían todos, casi siempre con apodos, y se saludaban al cruzarse. Adiós Cotico. Adiós Araña. Qué tal viaje. Güeno Como que llevas blancos. pasajeros. Llevo cinco. Adió!
treza y y voo?