Apuntes 391 les y que, por ejemplo, nunca se detiene el curso de los ríos.
Tales espíritus olvidan sin duda que el hombre debe su situación extraordinaria entre los seres vivientes, precisamente al uso que ha sabido hacer de algunas fuerzas naturales, captándolas, encadenándolas, obligándolas a servirle.
Los ríos no pueden detenerse ciertamente, pero sc puede hacer algo mejor, regular su curso, construir represas, canales, esclusas, malecones, diques y puentes. así la fuerza natural que parecía una fuente de peligros innumerables se convierte en un instrumento poderoso y en una mina de ventajas. en la naturaleza y en el destino del hombre reside justa y precisamente su amplitud de dominio sobre los fenómenos, de los cuales todo debía temerlo en principio.
Refutada la objeción de los escépticos, quedan los convencidos, es decir, los partidarios del Estatismo, que no son pocos en el cuerpo médico.
Unos aceptan y hasta reclaman las soluciones estatistas por fidelidad doctrinal, por disciplina política; otros persiguen los refugios del funcionarismo por timidez, por fatiga, por amor a la seguridad, por gusto de lo fijo. y muchas veces, como lo tengo dicho, por escapar a ciertas obligaciones profesionales que repugnan a sus disposiciones innatas.
He tropezado también con espíritus distinguidos y cultivados que comparando la sociedad futura a cier