386 puntes Sé que cada escritor se forja de su arte y de semejante interés, una representación personal, tal como cada fiel de una religión se hace una representación personal de su dios, sin que ello disminuya un ápice la potencia global de una idea teista.
Un escritor, buen colega, cortés, humano y hasta caritativo, puede rehusar enérgicamente todo vínculo de solidaridad con otro escritor cuya actividad le resulte nefasta y fraudulenta. de la misma manera, cuando hablo de un interés superior que sería, y que lo es, el interés de la Medicina, no considero ni a los médicos, ni a la corporación, sino al tesoro de conocimientos que, aislados y en conjunto, no cesan de aumentar a través de los siglos y cuyo interés desborda, conteniéndolos, todos los intereses individuales, corporativos y públicos.
Pues bien: el interés supremo de la medicina, dominador de todos, y que a la vez regula los demás, no consiente la aplicación de un catecismo de solidaridad comparable al que gobierna las agrupaciones obreras, por ejemplo.
La marcha de la industria moderna, con su imprudente dogmatismo de racionalización, de tailorización, de trabajo en serie, han hecho todo lo posible por debilitar en el espíritu de los trabajadores, el culto, el respeto y el amor hacia una abstracción permanente.
Se caerá en el ridículo si se invoca hoy el interés superior de la plomería, de la carpintería, y ello es una desgracia para la humanidad contemporánea.