384 puntes y dadas las condiciones actuales existe el peligro de multiplicarlos.
Ahora bien, el desarrollo normal del estatismo que tiende a convertir al médico en un mero funcionario, hace presumir que ese mismo estatismo generalizará ese sistema, funesto para una profesión cuyos atributos principales no son otros que la confianza, la simpatía y la elección libre.
El funcionarismo determina en los dominios que invade un temible papeleo.
Con las intervenciones judiciales, las grandes leyes llamadas de protección social. las ordenanzas de higiene pública, etc. la tarea burocrática del médico se ha vuelto muy pesada. todo obliga a creer que va a recargarse ahora todavía más, en que una buena parte del tiempo que el práctico consagraba a su obra humanitaria, será absorbida por la redacción de informes, de certificados, de notas, de relaciones, etc. y por el arreglo de fichas, de estadísticas, etc.
Se sabe por experiencia que los funcionarios recargados de papel, echan sobre el público todo lo que pueden soltar de su fardo, y será, en lo sucesivo, el mismo público quien tendrá que redactar una gran parte de los papeles exigidos por el servicio de los puestos, por el fisco y por otras oficinas administrativas. el médico deberá conservar para sí, necesariamente, la mayor parte de tan triste pensum, y en