A puntes 383 voritismo puro y a sus consecuencias evidentes: desprecio de méritos personales, desprecio de las aspiraciones y aun de las necesidades públicas, insultos al buen sentido de la justicia, descontento general.
Persiguiendo otras soluciones, pudiera creerse que la elección de médicos para el desempeño de los puestos, debiera hacerse por concursos. Ahora bien, si el favoritismo franco es odioso, si el método electoral es ciego y aleatorio, el reclutamiento por concurso, que a primera vista parece razonable, ha sido ya juzgado por la experiencia.
La Medicina Moderna se resiente considerablemente de los Concursos. todo se ha dicho sobre la cuestión, sobre las deformaciones que los concursos infringen al espíritu, sobre el carácter aventurado de sus resultados, sobre los fraudes y los escándalos que ocasionan a menudo, sobre el derroche de tiempo, de esfuerzo, de talento y de voluntad que exigen.
Hase demostrado que el método o era ciego, caprichoso, brutal, o que dejaba la puerta abierta al favoritismo, a esta estrategia especial que lleva consigo ia amargura y hasta el envilecimiento de los candidatos.
Suscribo a cuanto se diga en descrédito de los concursos, haciendo observar, sin embargo, que instituidos los puestos y siendo preciso nombrar a quienes deban ocuparlos, es indispensable adoptar un método que permita hacer los nombramientos.
El sistema de los concursos tiene necesidad de modificaciones. Supongo que a nadie ha dejado contento,