A puntes 331 El cirujano se convierte para mí en el hermano menor del verdugo. lo repito, las responsabilidades de la medicina son grandes en cuanto atañe a la elaboración y a la aplicación de las leyes de Higiene Pública.
Los espíritus demasiado doctrinarios de un lado, y los espíritus desde luego sumisos, del otro, pueden aquí comprometer el equilibrio social atacando los derechos individuales.
Es preciso que los médicos muestren una reserva extrema, cuando son consultados por legisladores para la elaboración de nuevas leyes.
No es posible imaginar desde ahora todas las transformaciones que el Estatismo puede imponer a la medicina.
La mayor parte de dichas transformaciones, que tienen ciertamente por objetivo el bien social, arriesgan a volverse contra aquellos que ellas mismas pretenden proteger.
Porque todo aquello que lesiona al médico en su libertad, en su criterio y en su prestigio, perjudica al enfermo al fin de cuentas.
Hablé ya del secreto profesional, y precisa insistir, Es posible que algunos doctrinarios le den poca importancia; se equivocan y se exponen a verse desautorizados por la experiencia.
Todos los prácticos saben con qué celoso cuidado