374 puntes libre elección tiene un sitio de honor en la historia médica de los treinta últimos años. resulta muy natural que el hombre, afectado por desórdenes orgánicos, tenga la posibilidad de elegir la persona con quien le será forzoso confesarse, jy ante quien de buena o de mala gana, tendrá que mostrarse más o menos desnudo, débil, desgraciado, miserable y hasta ridículo.
La elección del médico no pertenece únicamente a los enfermos ricos que viven en las grandes ciudades y que gozan de absoluta libertad para satisfacer sus caprichos.
Pacientes humildes de aldea prefieren a menudo, a costa de pequeños sacrificios, hacer venir el médico del pueblo vecino y que es para ellos su verdadero confidentę, su amigo, su elegido. of Beernes Los pobres que frecuentan el hospital llegan a menudo, gracias a ciertos cálculos, ha hacerse admitir en el servicio de su elección para que allí los trate el hombre de ciencia a quien admiran y de quien persiguen los cuidados.
Esta predilección, así como todas las inclinaciones electivas, supone además caprichos, celos, pequeñas y grandes infidelidades, traiciones, crisis de ternura accesos de odio. Al través de las molestias, de las decepciones, de los peligros y de las alegrías de esta profesión difícil y magnífica, el verdadero médico camina con prudencia y con paciencia. Se esfuerza siempre en contestar correctamente a las mil preguntas que cada día le formulan su propia consciencia y los des