CommunismDemocracyEnglandMarxMarxismViolence

A puntes 357 que sus nietos sean incapaces de comprender. Porque la violencia en gran escala, lejos de conducir al comunismo, provocaría una forma de vida en la que no podrían aparecer los impulsos que hacen posible un Estado comunista. Porque la condición del comunismo es la represión de esos mismos apetitos que la violencia desencadena, y Marx no indicó en ninguna parte como podría evitarse esta dificultad.
Pero, además de esta cuestión, hay que considerar otro punto. Marx suponía, después de la conquista del poder, un período de severa dominación hasta que el pueblo estuviera preparado para el comunismo. Pero no explicó cuál será la duración aproximada de ese período, ni qué seguridad hay de que los que ejerzan tal dictadura estén dispuestos a entregar el poder en el momento apropiado. Es caso sabido en la historia que el poder envenena a los que lo ejercen, y no hay razón para suponer que el dictador marxista sea en este punto distinto a los demás hombres. Y, ex hypothesi, será más difícil vencer su inquina, ya que en su régimen será imposible la oposición. No hay grupo de hombres que, habiendo ejercido poderes de déspota, permanezca fiel a la práctica de la responsabilidad democrática.
Esto es evidente, por ejemplo, en casos como los de Sir Henry Maine y Fitzjames Stephen, quienes, habiéndose habituado en la India al gobierno autocrático, a su regreso a Inglaterra les impacientaba el lento proceso de persuasión que exige la democracia. El ejercicio permanente del gobierno va alejándose inevi