346 puntes bajadores mentales y musculares. La capacidad de rendimiento disminuye. Aumentan los accidentes, los errores, el cansancio; se producen, por último, el surmenaje y la neurastenia. Las perturbaciones fisiológicas persisten aun cuando el oído parezca acostumbrado ya al estrépito.
Oigamos ahora la conclusión del doctor Ruffre. La técnica ha encontrado muchos métodos para la disminución de los ruidos estruendosos, pero el éxito completo no está tanto en ella, ni en las medidas que tome contra el ruido la policía, sino en nosotros mismos. Debería crearse una especie de moral de sonidos. que nos obligue a producir el menor ruido posible, tanto en nuestras casas, como en la calle, caminando a pie o en un vehículo cualquiera, para no perjudicar el sistema nervioso del prójimo y para no estorbarle en un trabajo que siempre presta, de un modo u otro, cierta utilidad social.
No hay más que una manera de cambiar las sociedades: la de cambiar sus unidades, esto es, los individuos. cómo se puede cambiar a los individuos. Haciéndoles conocer la verdad, esto es, instruyéndolos.
Instruidos, se harán mejores ellos mismos y sabrán hacer mejores a sus hijos.
En el campo de la pedagogía, al igual que en los otros campos, brotan de tiempo en tiempo hongos que lo dejan a úno perplejo: son la triste evidencia de que