340 puntes ejemplar de Das Kapital y comencé a leerlo; pero al ilegar a la definición del valor, después de cerciorarme cuidadosamente de que no estaba soñando, me pareció que ya había leído bastante. Porque el libro dice que el valor se crea por el trabajo, y es proporcional al tiempo empleado en la obra; de suerte que si un haragan perezoso empleara dos horas en componer un reloj, y un hombre diligente y experto empleara una ho ra, el trabajo del haragán tendría doble valor y debería ser remunerado doblemente. Me doy perfecta cuenta de que, entretejido en este absurdo económico, hay un hilo de justicia mística; pero en el nivel político y en el ético el absurdo es tan palpable, que estoy seguro de que sólo pudo sugerirlo algún móvil extraordinariamente apasionado.
El impulso que instigó esta revolución no fue primordialmente la benevolencia, como en el caso de los reformadores liberales.
El valor surge de una armonía espontánea de la vida dentro de nosotros mismos, o una armonía entre nuestra vida y el movimiento general de la naturaleza, en la medida en que este movimiento nos afecta. Esto es cierto aun por lo que se refiere a los valores que a veces residen en el trabajo mismo, cuando en el seno de la labor hay un elemento de arte espontáneo, de juego o de realización feliz. La industria es entonces libertad perfecta, y muy aparte de toda utilidad.
George Santayana