CommunismLeninStalinTrotsky

266 puntes como es, educado ya en más de un siglo de vida republicana y democrática, posee en grado superlativo el instinto de su propia conservación y de su legítima defensa, para repudiar como repudia, esos falaces espejismos de supremacia proletaria, con que se pretende engañarle por los nuevos y avezados agitadores comunistas, en prédicas volcánicas de pasiones fratricidas y en ambiciones desenfrenadas de poder, de codicia, de venganza y de exterminio. todos los extravios de la doctrina comunista, puestos en práctica en la organización autocrática y burocrática en el más alto grado de descomposición y podredumbre, mantenida actualmente en Rusia, después de la batalla librada a la muerte de Lenine, por la posesión del mando absoluto entre los fieros y grandes lobos de la misma manada, que dejó a Stalin con el cetro y con el látigo sobre las huestes de Trotzky; todos esos siniestros extravios que ponen temblores de horror y de angustia en el alma de los buenos y de los justos, han sido denunciados, también, desde las más extremadas filas de la izquierda y en nombre del puritanismo de la ideologia comunista, por la pluma de fuego de uno de sus más reputados escritores, Panait Istrati, quien, después de haber asistido, como invitado oficial, al congreso soviético de Moscú en 1927, recorrió toda Rusia, penetrando en el corazón de los trabajadores de los campos y de las ciudades y adentrándose en sus amarguras y miserias, en todas las capas de su abominable organización, política, económica y social, lanzando al mundo, después, en su famoso libro Rusia al Desnudo, la acusación más formidable contra esa espantosa oligarquía, que es como el Inri puesto sobre las doctrinas comunistas y sobre las cabezas de los verdugos y crucificadores del pueblo ruso.