254 puntes decir a menudo. si úno contesta como corresponde, animando a reservar algo de lo que gana el deseante para, al cabo de algún tiempo, reunir la cantidad suficiente, se le replica en tono de mofa del ahorro, si no con muestra de profundo desaliento o desconsuelo. Resulta como solo remedio apetecido el premio de lotería.
Tuve un compañero de trabajo, hombre de bien, sencillo, afectuoso y leal. Enterado yo de sus apuros, que le obligaban a tomar dinero en arriendo a precios fuertes, en varias ocasiones le aconsejé que suprimiera o redujera ciertos gastos, y que reservara siquiera cinco pesos, mensuales, que yo le guardaría, para cubrir su deuda o deudas y evitar el pago de intereses. No se decidió a hacer nada de lo que yo le indicara. También le hablé cuando era aún oportuno, de la conveniencia de que entrara a la Sociedad Costarricense de Seguros de Vida, con la cuota mínima, a fin de que pudiera disponer de algunos recursos para los gastos de su última enfermedad y demás. Fue en vano. Por fortuna su última enfermedad no duró sino como un mes. Hubo que recolectar fondos para socorrerlo. Ignoro quién pagaría las deudas que a la muerte de él quedaran. Entiendo que costearon su entierro parientes generosos. En sus postreros años, siempre que se hablaba de la Lotería Nacional, delante de él, renegaba de ella, de lo que infería yo que había perdido dinero en el juego.
Puedo asegurar que he fracasado siempre como en el caso referido, en mi empeño de propagar el ahorro. La pasión del juego domina y ejerce su influencia.
Lo que da una triste idea de como proceden los gobiernos, es el hecho de que poco más de dos años después der funesto decreto de creación de la Lote