Apuntes 253 jóvenes de la actual generación se rien de lo que era en 1885 el juego establecido. Pronto fue creciendo hasta llegar a ser que todos, aun los niños, saberi ahora.
Ya se pueden palpar los efectos de la institución, el peor de los cuales es seguramente a juicio mío, no de los estadistas del país. el de haber contribuido de modo enorme a que la gente se desmoralizara, es decir, a que perdiera en general el hábito del orden en los gastos y del ahorro; efecto que tiene que seguir produciéndose indefinidamente.
Para la gran mayoría de los habitantes del país, en especial para los empleados públicos, que forman una legión de día en día más numerosa, son indis.
pensables de manera absoluta la economía y el ahorro, puesto que, por punto general, no pueden contar con entradas extraordinarias.
Precisamente de ahí provienen tantísimos abusos que relajan el carácter y minan las instituciones, así como la exigencia, cada vez mayor, de jubilaciones y pensiones de pura gracia. Para qué economizar y ahorrar, se dirán muchos, si jugando a la lotería es posible hasta enriquecerse?
Todo depende de la suerte, que nadie acierta a explicar, pero que en la mente de todos está mezclada con las supersticiones más absurdas y groseras. La economía y el ahorro envuelven siempre alguna o algunas privaciones, a veces sacrificios. Que se queden para los tontos!
Por mi parte oigo con verdadera pena, hasta con tristeza, la expresión de deseos cuya realización sería posible con un pequeño esfuerzo, unida a la manifestación de la vaga esperanza de conseguir un premio de lotería. Si me sacara el gordo haría tal cosa (la adquisición de un objeto necesario, etc. se ove