242 puntes La confesión del gran sabio inglés Sir Arthur Keith Este artículo lo publicamos por primera vez en noviembre de 1930 Tomámos la parte negativa de las declaraciones publicadas en el Daily Herald de Londres. En filosofía y en sociologia y en muchos otros campos el trabajo negativo de un gran pensador es siempre el más interesante.
Allá, en lo más hondo del corazón, encuentro una repugnancia extraña para escribir mis convicciones intimas relativas a Dios, el Hombre y el Universo.
Tal repugnancia es quizá debida a haber nacido yo en Escocia y a mi educación presbiteriana. Puede que también contribuya a ella el hecho de haber ya pasado los 63 años y de haber adquirido un cierto grado de buen juicio. Su explicación real es más profunda: es el temor o la cobardía, si ustedes lo prefieren.
Pefo estoy decidido a ser absoluta y resueltamente honrado conmigo mismo y con quienes me leen. Sé que escandalizaré a muchos, pero tengo la esperanza de que mi confesión sirva de consuelo a otros.
Mis padres eran religiosos de palabra y de hecho. Fui educado conforme a la Biblia. Dos veces por domingo, los sonidos de la campana de una iglesia libre» llegaban, a través de un valle campestre, hasta nuestra habitación, situada en el condado de Aberdeen, en Escocia, y nos invitaban al culto.
Escuchábamos la predicación de un pastor, hombre sincero, celoso y cultivado. Predicaba la doctrina de la salvación por Cristo. Si creiamos en El y si aceptábamos sin reservas la revelación del Nuevo