A puntes 177 ha trascendido: no se la menciona en las biografías.
Hay más: la cicatería de muchos mandatarios sagaces ha sido indudablemente benéfica para los pueblos.
En el Gobierno, es más peligroso un manirroto que un cicatero.
Uno de los economistas más notables, Charles Rist, ha demostrado que todo aumento de 2, 30 en la producción anual del oro trae consigo una alza de los precios y que toda disminución igual en dicha producción acarrea una baja de precios. Cuando el oro se esparce naturalmente en el mundo, según le: yes que parecen físicas por lo precisas, las crisis económicas son efímeras. Sin las intervenciones estúpidas de los Gobiernos no habría males económicos durables.
Si en un país como los Estados Unidos se han hecho posibles las locuras de un Roosevelt, ello significa que se está ahí frente a un problema que no es de orden económico sino moral.
En un magnifico artículo de 29 de abril, Joseph Barthélemy, sabio miembro del Instituto de Francia, habla de las absurdidades del estatismo. Señala las inimaginables pérdidas que sufren los Estados metidos a comerciantes o a industriales y recalca una vez más el cuadro paradójico mundial en que aparecen multitudes sin alimentos y sin ropas mientras se destruyen a la par cantidades enormes de trigo, de maiz, de café, de algodón, de carnes, etc. El 29 de setiembre de 1933, el presidente Roosevelt hizo destruir 220. 000 cerdos jóvenes y 220, 000 lechonas en la fuerza de la edad. Entre los hallazgos geniales