A puntes 163 El escándalo Cierta chica muy guapa, de unos ocho años, confesaba sus culpas ante la reja del padre Baños.
La lista de sus faltas era tan tonta, que la mano del padre, para absolverla ya estaba pronta.
Gran pecador sentíase el franciscano ante aquella alma pura, que se agitaba bajo su mano.
De repente la chica, con voz sincera, dijo: acúsome padre, de otro pecado: que soy hombrera. Hombrera. Oh pecadora!
Clamó el francisco, Ya hombrera, y ¡tan pequeña. y puso cara de basilisco. Hombrera soy, seguía la penitente; lo soy desde chiquita, con todo el mundo, constantemente.
Qué escándalo. Dios mío!
gritaba el padre. esto lo ignoran todos, y hasta lo ignora la misma madre. Mi madre no lo ignora. Por Jesucristo. No lo ignora. al contrario, que casi siempre mamá me ha visto. no hacen en tu casa por reprenderte. Mientras más me regañan, padre, yo lo hago mucho más fuerte. Dios Santo. siguió el fraile, iqué horror, qué exceso. Hombrera esta criatura. Díme, chiquilla. qué cosa es eso?