BourgeoisieGermanyHitler

156 puntes zamente sexual en la táctica oportunista de Hitler, en su odio a toda forma de libertad y de dignidad individuales. En la vida de los pueblos, en el momento de las grandes desdichas, después de las guerras, de las ambiciones y de las hambres, hay siempre un hombre que sale de la multitud, que impone su voluntad, sus ambiciones, sus rencores y que se venga como una mujer, a costa del pueblo entero, de la libertad, del poder, de la felicidad perdidos. En la historia de Europa le ha llegado el turno a Alemania. Hitler es el dictador, la mujer que Alemania merece. Es su lado femenino el que explica el éxito de Hitler, su ascendiente sobre la multitud, el entusiasmo que provoca en la juventud alemana. los ojos de los pequeños burgueses, Hitler es un puro, un asceta, un místico de la acción, una especie de santo. No se cuenta de él ninguna historia de mujer. afirma uno de sus biógrafos. Debiera más bien decirse de los dictadores que no se cuenta de ellos ninguna historia de hombre. Páginas 162 y 163. La actitud de la burguesía ante el problema del Estado no podría explicarse en Alemania, como pretenden algunos, por una decadencia del sentimiento de la libertad en la Europa moderna. Las condiciones morales o intelectuales de la burguesía no son las mismas en Alemania que en otras partes. Habría que admitir una gravisima decadencia para creer a la burguesía europea incapaz de defender su libertad y para pensar que el porvenir de Europa sea un porvenir de esclavitud civil. Pero si es cierto que la situación moral e intelectual de la burguesía no es la misma en Alemania que en otras partes; si es cierto que todos los pueblos de Europa no poseen en el mismo grado el sentimiento de la libertad, no es me