A puntes 135 se puede operar sobre ratas convertidas experimentalmente en raquíticas, se ha podido comprobar que las grasas minerales y algunas grasas vegetales estaban desprovistas de todo poder antirraquítico y que la mantequilla, la yema de huevo, el hígado graso, el aceite de hígado de bacalao, son activas; es decir, que sólo las que contienen colesterina son activas, especialmente aquellas sometidas a la irradiación con los rayos ultravioletas. La colesterina desleida en aceite e irradiada resulta quinientas veces más activa que la colesterina sin irradiar. Estas grasas se componen de un 99 de grasa pura, esto es, de gliceridos (combinaciones de ácidos grasos con glicerina. y de 19 de materia insaponificable, que resiste la acción de la potasa cuando las grasas se descomponen en glicerina y en jabón durante el proceso corriente de la saponificación. La colesterina es una de las sustancias componentes de esos aceites y grasas insaponificables.
Últimamente se ha descubierto que sólo una parte de colesterina adquiere, bajo la influencia de las irradiaciones ultravioletas, las propiedades nuevas y se ha comprobado que se trata de una sustancia llamada ergosterina o ergosterol, que es una colesterina vegetal encontrada por primera vez en el cornezuelo de centeno, pero que existe también en la levadura de cerveza, en algunas algas, en la sangre humana y en la piel. La luz solar, aun la difusa, comunica al ergosterol propiedades antirraquíticas apreciables, y cuando es debidamente irradiado con rayos ultravioletas artificiales, adquiere una potencia enorme antirraquítica superior al aceite de hígado de bacalao y a la colesterina irradiada. Cinco miligramos de esta sustancia equivalen a un litro de aceite de higado de bacalao. El ergosterol irradiado conserva